Milhojas de dulce de leche
Esta receta de milhojas de dulce de leche es simplemente deliciosa. Con capas crujientes de hojaldre dorado y un relleno suave y cremoso de dulce de leche casero, esta receta impresionará a todos tus invitados.
¡Y lo mejor de todo es que es fácil de hacer y está lista en menos de una hora!
Por qué te encantará esta receta
- Contraste perfecto - La crujiente sinfonía de las capas se funde con la cremosidad de su relleno, ofreciéndote una aventura de texturas inolvidable.
- El as en la manga para tus eventos - Con esta receta en tu repertorio, serás el anfitrión que todos recordarán, dejando una huella dulce en el paladar de tus comensales.
- Personalización al gusto - Toma las riendas del sabor y ajusta la dulzura a tu antojo, porque en tu cocina, tú eres el chef estrella.
Los imprescindibles de la milhojas
Para que tu milhojas de dulce de leche sea un éxito rotundo, aquí tienes los ingredientes que no pueden faltar:
- Hojas de pasta filo – Son el alma de la milhojas, y las encontrarás esperándote en la sección de congelados. Si nunca las has usado, no te preocupes, son más fáciles de manejar de lo que parece.
- Mantequilla – Nada como la mantequilla para darle ese dorado apetecible y un sabor que enamora. Y si te sientes valiente, ¿por qué no pruebas a clarificarla tú mismo? Así evitarás que se queme en el horno.
- El azúcar glas es el toque final que hará que brille con luz propia. Espolvorea generosamente y verás cómo se transforma en una obra de arte comestible.
- Dulce – El verdadero protagonista de esta historia. Si tienes la oportunidad, hazlo casero; te prometo que la diferencia es abismal. Y si no, el de compra también quedará de rechupete.
¡La filo es la estrella de la milhojas! Su textura crujiente y delicada es lo que hace que este postre sea tan irresistible. Pero para conseguirla, es importante prepararla correctamente. ¿Sabías que la filo se originó en la cocina turca y se extendió por todo el Mediterráneo? Yo la descubrí en un viaje a Grecia y me enamoré de ella. Desde entonces, la uso en muchas de mis recetas favoritas.
Descongela las hojas de filo antes de comenzar. Te recomiendo que las saques del congelador la noche anterior y las dejes en la nevera. Si te has olvidado, no te preocupes, puedes descongelarlas a temperatura ambiente en unos 30 minutos. Pero ten cuidado de no dejarlas fuera del envoltorio durante mucho tiempo, ya que se secan y se rompen con facilidad.
Una vez que las hojas estén descongeladas, coge una fuente y úntala con mantequilla derretida. Después, coge una hoja de filo y úntala con mantequilla por ambos lados. Espolvorea azúcar glas por encima y coloca otra hoja encima. Repite el proceso hasta que hayas utilizado todas las hojas. Asegúrate de cubrir con un paño húmedo mientras trabajas para evitar que se seque la pasta filo.
El azúcar glas es un ingrediente clave en esta receta. La mantequilla realza la pasta filo con su sabor y textura crujiente, mientras que el azúcar glas le aporta un toque especial y un brillo único. Si quieres reducir la cantidad de azúcar, puedes sustituirla por edulcorante en polvo.
¡Vamos a por el paso más importante de nuestra receta! Empezaremos formando las capas de pasta en el molde. Coloca una hoja de filo en el fondo del molde, asegurándote de que se ajusta bien y no tiene arrugas. Después, unta la hoja con mantequilla derretida y espolvorea azúcar encima. Repite este proceso con más hojas de pasta filo, hasta completar todas las capas deseadas. ¡Verás cómo el molde se va llenando de capas crujientes y deliciosas!
Una vez que tenemos todas las capas formadas, horneamos nuestra milhojas en el horno precalentado a 180°C durante 20-25 minutos, o hasta que la pasta filo esté dorada y crujiente. Pero ojo, no te despistes, siempre vigila el horneado para evitar que se queme y arruines todo tu esfuerzo. ¡Te aseguro que el olor que inundará tu cocina será irresistible!
¡El momento más emocionante ha llegado! Una vez que tu milhojas de dulce de leche esté horneada y con un delicioso aspecto dorado, déjala enfriar durante unos minutos antes de desmoldarla. Confía en mí, ¡la espera merecerá la pena!
Cuando esté lo suficientemente fría, córtala en porciones y prepárate para el paso final: el relleno. Carga generosamente el protagonista de esta receta, el caramelo de leche. Para un toque extra, espolvorea más azúcar glas o añade más leche condensada y asombra a tus invitados.
Receta
Milhojas de dulce de leche
Tiempo de preparación: 30 minutos
Tiempo de horneado: 20-25 minutos
Una deliciosa milhojas de dulce de leche que encantará a todos tus invitados.
Ingredientes
- 1 paquete de hojas de pasta filo (aprox. 8-10 hojas)
- 150 g de mantequilla sin sal, derretida
- 3 cucharadas de azúcar glas
- 250 g de dulce de leche
Instrucciones paso a paso
- Precalienta el horno a 180°C (arriba y abajo) y prepara un molde rectangular (aprox. 20x30 cm) con papel de hornear.
- Descongela las hojas de pasta filo siguiendo las instrucciones del paquete y cubre con un paño húmedo para evitar que se sequen.
- En un bol pequeño, mezcla el glas y 2 cucharadas de mantequilla derretida.
- Coloca una hoja de filo en el molde y úntala con la mezcla de mantequilla y azúcar glas. Repite este proceso con otras 3 hojas de pasta filo.
- Hornea la base durante 10 minutos o hasta que esté ligeramente dorada.
- Entre tanto, calienta el caramelo de leche en un recipiente a fuego bajo o en el microondas, mezclando hasta que esté suave.
- Retira la base de la milhojas del horno y extiende una capa uniforme de leche condensada sobre ella.
- Repite el proceso de capas de pasta filo y mantequilla con las hojas restantes, colocándolas encima de él.
- Hornea la milhojas durante 10-15 minutos más, hasta que esté dorada y crujiente.
- Deja enfriar durante unos minutos antes de desmoldar y cortar en porciones.
Notas:
- Si prefieres una milhojas más dulce, puedes aumentar la cantidad de azúcar glas en la mezcla de mantequilla.
- Para una presentación más elegante, puedes decorarla con un poco de dulce de leche y azúcar glas espolvoreado antes de servir.
- La milhojas de leche se puede guardar en un recipiente hermético en la nevera durante 2-3 días.